Este gas, incoloro e inodoro, contribuye al efecto invernadero, pero también puede afectar la calidad del aire en espacios cerrados. En interiores, es recomendable mantener los niveles de CO2 por debajo de 1,000 ppm para evitar problemas como fatiga y dolores de cabeza, lo que resalta la importancia de una buena ventilación. Además, promover el uso de energías renovables y la plantación de árboles puede ayudar a mitigar la presencia de CO2 en nuestra atmósfera
¿Sabías que nosotros también soltamos CO2 al ambiente? Es más, lo que una persona exhala en una hora podría igualarse a lo que emite un auto pequeño al recorrer 1 kilómetro. Si alguna vez has estado en una sala cerrada con mucha gente, capaz has sentido que el aire se pone más pesado y como que "se acaba", eso es por el aumento de CO2.
Pero, a todo esto, ¿qué es el CO2? El dióxido de carbono, o CO2, es un gas que no tiene color ni olor y que todos los seres vivos expulsamos al respirar. Este gas también es un subproducto de la quema de combustibles fósiles como el petróleo y el gas.
En lugares cerrados, es importante controlar los niveles de CO2 porque si se acumula demasiado, puede afectar cómo nos sentimos, provocando desde cansancio hasta dolores de cabeza. De hecho, los expertos recomiendan mantener los niveles de CO2 por debajo de 1,000 partes por millón (ppm) para evitar estos problemas. En un ambiente normal al aire libre, el CO2 está presente en concentraciones mucho menores, cerca de 400 ppm.
Por eso, es clave asegurarse de que los espacios cerrados estén bien ventilados, no solo para sentirnos mejor, sino también para mantener un ambiente saludable. Y recuerda, cada vez que respiramos, contribuimos un poco al CO2 en el aire. ¡Una razón más para plantar árboles y apoyar las energías renovables, que ayudan a limpiar nuestro aire!